¿Tambores de Guerra en Venezuela?

La presión militar contra Venezuela responde a diferentes factores. 

Para EEUU, esto responde a la reciente licencia emitida a Chevron para continuar operando en Venezuela, algo que es sumamente criticable para la derecha estadounidense y venezolana, por ello esta acción militar es una forma de suplirlo y calmar esas posiciones duras. Asimismo, esto también podría ser una forma de intimidación contra la Fuerza Armada venezolana, con la finalidad de provocar quiebres y una eventual transición política impulsada por un golpe de Estado, pero ese escenario es poco viable dentro de una fuerza armada que depende y está estrechamente ligada a las élites políticas. Los gringos ya deben saber esto, pero Trump necesita victorias a nivel internacional y complacer a sus aliados internos, por lo que la intimidación al gobierno venezolano es una opción económica y con muchos réditos políticos.

Ahora bien, los conflictos armados, en lugar de provocar quiebres, suelen generar unión, ya sea dentro de las mismas facciones o en la población. Tal vez el chavismo no es una estructura monolítica, pero de haber algún tipo de disidencia entre las élites políticas y la fuerza armada, eso tiende a desaparecer ante una intervención armada por parte de EEUU (Rally 'round the flag effect). Y, obviamente, eso beneficia al gobierno venezolano, de cuyo contexto de amenaza le ha servido para mostrarse como víctima, atrinchera aún más a los chavistas, y genera apoyos y solidaridad dentro de la izquierda regional e internacional.

Es decir, si lo notas bien, tanto Trump como a Maduro se benefician de este escenario en lo político, si bien en lo económico Venezuela pierde más.

Además, también hay que analizarlo desde un enfoque realista, no aspiracional. 

Por ejemplo, veamos que Venezuela tiene aproximadamente 300 mil efectivos militares. Supongamos que en un conflicto armado con EEUU, el ejército venezolano es completamente vencido (mueren toda la Fuerza Armada venezolana). Pero esos 300 mil individuos no están solos, tienen familiares, parejas, hijos, amigos. Es decir, la muerte de uno de ellos afecta a muchas personas. Digamos que son 5 (una cifra pequeña), eso serían 1.500.000 personas que no estarían nada de acuerdo con un conflicto armado, y afectados directamente por él. Y cada una de esas personas conoce a otras y, seguramente, convencerá a otras sobre las consecuencias negativas del conflicto, lo que sería muchos de millones de personas más afectadas indirectamente. 

Esos millones de personas estarán en contra de aquellos personajes políticos que se pronunciaron a favor de un conflicto armado, lo que, en un venidero escenario electoral, puede favorecer al chavismo o posturas políticas similares. Incluso, de nunca darse un conflicto armado entre ambos países, ya esos millones de personas saben que hay un grupo de venezolanos que son indiferentes a sus vidas, y que no les importa si son jóvenes de clases bajas que han conseguido en la Fuerza Armada una forma de ganarse el pan.

Ese grupo de venezolanos que promueven un conflicto armado, que ponen su esperanza en un mesías con misiles, son un ejemplo de como la desesperación es mala consejera. Con la segunda venida de Trump, EEUU ya no está tan interesado en un cambio político en Venezuela, siempre que el petróleo siga fluyendo (De hecho, el slogan político de Trump es "EEUU primero"). Y Maduro quiere que ese petróleo fluya hacia EEUU, por lo que no amenaza los intereses de la potencia del norte. ¿Hay tambores de guerra en Venezuela? Pues la respuesta es no, y se nota en las calles de Venezuela, donde no existe ningún temor a una guerra; y ese miedo/esperanza sólo existe en las redes sociales, de esos que sólo son megáfonos de los intereses políticos de Trump o Maduro.

El cambio político en Venezuela sólo puede surgir como producto de una negociación, obviamente por los espacios de poder. Está claro que tanto gobierno y oposición pueden hacerse mucho daño, por lo que la única manera es que el gobierno acceda a ceder voluntariamente espacios de poder; pero también que la oposición "purista" (que lidera María Corina Machado y basada en la abstención y la no negociación con el chavismo) debe entender que el chavismo no puede desaparecer de la noche a la mañana, y que de alguna manera u otra seguirá formando parte de la vida política del país. Los intentos de destruir al otro sólo llevan a la destrucción del país, pero ya dice un dicho que locos son aquellos que hacen lo mismo una y otra vez esperando resultados distintos. 

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