Dentro de la oposición venezolana y una buena parte de la comunidad internacional existe el mito, muy repetido, de que el derrocamiento de Maduro se puede conseguir por medio de la presión económica internacional, la cual a su vez generaría una crisis económica que provocaría la insurrección. Sin embargo, la historia reciente demuestra que no ha sucedido y parece poco probable que suceda. Pero, peor todavía, si uno ve más allá de la historia venezolana, las insurrecciones, rebeliones o revoluciones de la historia contemporánea no ocurren en momentos de crisis económicas, sino en medio de bonanzas con gran desigualdad social.
Primero, hay algo bastante básico que hay que entender: en una crisis económica las personas pierden capacidad de protesta. Es algo tan simple como señalar que, por ejemplo, una huelga general es imposible en la Venezuela actual porque los ingresos económicos de una familia son mínimos, la gente no tiene capacidad de ahorro, y no se puede permitir dejar de trabajar por semanas o meses. Lo mismo sucede con aquellos que laboran dentro del Estado, ya que los funcionarios requieren de su empleo para la subsistencia. Hay quienes hacen solicitudes morales y políticas a funcionarios civiles y militares de abandonar al gobierno, sin entender algo tan básico que hacer eso implica abandonar la garantía de alimentar a sus familias. Es decir, es una visión ajena a la realidad, con poca conciencia y solidaridad hacia los funcionarios públicos.
En un segundo lugar, habría que revisar las últimas protestas sociales que han ocurrido en América Latina, pero nos vamos a centrar en Colombia, Chile y Cuba. En los años 2019 y 2020, tanto Colombia como Chile enfrentaron grandes protestas sociales, las cuales forzaron transformaciones políticas importantes, en Chile con la reforma de constitución y en Colombia con el primer presidente de izquierda. ¿Acaso esto ocurrió porque había crisis económica? No, al contrario. Tanto Chile como Colombia atravesaban un enorme crecimiento económico. ¿Entonces que ocurrió? La desigualdad. La distribución de ese crecimiento económico se dio de manera muy desigual, lo que desencadenó el descontento social. A diferencia de Venezuela, los chilenos y colombianos si tenían la capacidad económica para realizar protestas y huelgas durante varios meses, y lo único que detuvo esos movimientos sociales fue la llegada de COVID-19.
Ahora bien, hay un caso interesante, pero esta vez desde la izquierda, y ese es Cuba. Durante los años 2014 al 2019, la isla tuvo un mayor crecimiento económico e incluso mayor inversión extranjera, dado que fueron relajadas las sanciones durante el gobierno de Barack Obama. La innovación tecnológica llegó a la isla y los cubanos tuvieron mayor acceso a internet. Todos estos factores facilitaron las inusuales protestas del año 2021, en la que miles de cubanos salieron a las calles. Es decir, el relajamiento de las sanciones, la inversión, la tecnología, el crecimiento y el fortalecimiento de relaciones con otros pueblos son factores que incentivan la protesta social, y no lo contrario (sanciones, crisis y aislamiento). Esto último no es un gran descubrimiento, en particular para EEUU. Desde el siglo XIX y XX, las más eficientes intervenciones que ha realizado la gran potencia del norte las ha logrado por medio de inversiones económicas, particularmente por medio de empresas. De hecho, a la derecha venezolana le conviene estudiar el caso de la United Fruit Company para darse cuenta de su error de enfoque, un caso que si suele ser estudiado por la izquierda (Te recomiendo leer este artículo).
El tercer punto es la noción infantil de la cancelación, es decir, promover que se abandonen todo tipo de relaciones comerciales y políticas con Maduro, lo que se parece a las cancelaciones que se hacen a empresas o famosos que cometen alguna barbaridad. Y así como es difícil imaginar la caída de Coca Cola porque pidan que se deje de comprarles por su huella ambiental, también lo es la caída del gobierno de Maduro sólo porque le dejen de comprar petróleo. No sólo la compra de petróleo va a seguir existiendo, ya sea por vías legales o ilegales, sino que de darse ese escenario en el que país deje de obtener ingresos petroleros, eso aumentaría el clientelismo y la dependencia de las familias del gobierno, lo que nos regresa al primer punto.
Si usted quiere acabar con un gobierno, sea legítimo o de facto, ello se logra con inversión social. Si usted no quiere darle dinero al gobierno "porque se lo van a robar", está bien, pero debe dárselo a la gente de a pie. Si tú otorgas al funcionario civil y militar un ingreso mensual digno, todo el apoyo institucional y militar de Maduro se vendría abajo. De hecho, por la misma situación económica, ya muchas personas han desertado hacia el sector privado, por lo que las empresas privadas bien pueden llevar ese papel y lo han hecho.
No sabemos con exactitud como será la actuación de Trump frente a Maduro, pero todo parece indicar que la diplomacia estadounidense no confrontará a Maduro. Al contrario, Trump podría cooperar para conseguir sus mayores intereses: reducir la migración, obtener petróleo venezolano y reducir la influencia rusa y china en América Latina. Es decir, se vislumbra un escenario en el que pueda haber mayor crecimiento económico para Venezuela, pero como llevo un rato diciendo, eso no es necesariamente bueno para el gobierno venezolano.
Las cabezas de los reyes no rodaron porque
había mucha pobreza en Francia, rodaron porque había mucho dinero en el reino, pero todo en manos de las clases altas y hambre en las calles.
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