#14feb: Amor libre, porque si no es libre no es amor

 

Cuando se habla de amor libre, por lo general se piensa en términos sexuales. Es decir, de la posibilidad de tener varias parejas sexuales, pero eso es un claro reduccionismo de lo que implica el amor libre. En realidad, éste es un movimiento social que rechaza el matrimonio, y con ello la intromisión del Estado y la religión en asuntos sexuales y relaciones personales.

Es así, que la propuesta del amor libre se basa en que tanto las relaciones románticas como sexuales deben basarse en acuerdos mutuos y no sobre la base de creencias, la moral o las leyes. Así, los compromisos y acuerdos se realizan de una persona a otra, sin intermediarios que den validez o consentimiento a tal relación. Tal consentimiento entre las partes, evidentemente, abre la puertas a otros tipos de relaciones más allá de la monogamia, por ello quienes no lo entienden o rechazan lo han catalogado como promiscuidad. Sin embargo, una relación basada en el amor libre puede ser monógama, siempre que las partes estén de acuerdo y establezcan acuerdos para llevar a cabo su relación.

Y es que el amor libre es mucho más que sexo. De hecho, por alguna razón, cuando la gente habla de amor en realidad hablan de sexo. Pareciera importar poco el consentimiento, la corresponsabilidad y el respeto dentro de aquel concepto tradicional de amor, cosas que son características sine qua non del amor libre.

La razón para rechazar el amor tradicional yace en que ésta se construye en base a sobreentendidos y supuestos externos (leyes y moral) y no sobre las decisiones y deseos de las partes. De hecho, muchas parejas ni siquiera se sientan a conversar los términos de su relación y todo lo dejan por sobreentendido a la moral dominante. Ello, evidentemente, conlleva a fricciones, a la frustración e, irónicamente, a infidelidades y deslealtades.

Y es que, peor aún, muchas parejas ni siquiera son amigos. Todo lo contrario, un novio(a) o esposo(a) es un enemigo, es un contrincante, alguien a quien debo dominar o me dominará a mi, alguien a quien no puedo decirle toda la verdad y en quién no puedo confiar en todo lo que me dice. Es una terrible y ridícula lucha de poderes donde parece que hasta escribir o llamar primero es un signo de debilidad.

Por suerte, al menos en Occidente, no sólo parece que la gente se está casando menos(1), sino que la proporción de personas que permanecen solteras durante toda su vida está aumentando a nivel global(2)(3), lo que allana la idea tradicional de que todos deben vivir en pareja (y tener hijos). Y este fenómeno se debe a que hay mayores oportunidades, sobre todo para las mujeres, dado que su mayor estatus social les ha permitido demorar las nupcias o salirse de un matrimonio malo cuando se sienten infelices y eso ha cambiado la manera en que vivimos, incluso eliminando los estigmas asociados a vivir solos.

En eso consiste el amor libre, en el respeto a las decisiones individuales de las personas, incluso a permanecer solteras. Y por ello es que este movimiento, tradicionalmente ligado al anarquismo y al feminismo, también tiene especial interés en aquellos asuntos y leyes que impiden la convivencia de una pareja no casada, de aquellas que regulan el adulterio y el divorcio, así como la edad de consentimiento sexual, el control de la natalidad, la homosexualidad, el aborto, e incluso la prostitución, aunque obviamente no todos los defensores del amor libre puedan estar de acuerdo en todos estos puntos.

Al final, si uno se decide estar con una persona (o varias, poco importa), ¿Tiene sentido tener una relación con el enemigo? ¿Para qué estoy con alguien si debo mentirle? ¿Para qué estar con alguien si no voy a cumplirle? Sencillamente, no tiene sentido. Si yo entro en una relación contigo, eso quiere decir que estoy dispuesto a aceptarte tal cual eres, sin pretender cambiarte; quiere decir que estoy dispuesto a conversar, para entender nuestras mutuas necesidades; quiere decir apoyarse mutuamente en las dificultades y superar las diferencias; quiere decir que habrá disposición de cumplir los compromisos, como si se tratase de firmar un contrato. Y como llegué a pensar en otra ocasión, si vamos a iniciar una relación con alguien, que sea bajo los mismos términos en los que se fundamenta una relación de amistad.

Espero que te quede claro: si no es libre, no es amor.

FUENTES:

  1. La tasa de matrimonios en la OCDE. Disponible por: https://elordenmundial.com/mapas-y-graficos/tasa-matrimonios-ocde/
  2. Los solteros a la conquista del mundo. Disponible por: https://www.bbc.com/mundo/noticias/2012/02/120216_eeuu_solteros_aumento_wbm 
  3. La población soltera crece en el mundo. ¿Qué debería hacer la iglesia para evangelizarlos y pastorearlos? Disponible por: https://biteproject.com/desafio-poblacion-soltera-iglesia/

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