Un consejo para la derecha

Mucha gente lo ignora, pero la seguridad social no fue creada por un marxista, sino por un conservador, monárquico y anticomunista de la nobleza prusiana del siglo XIX, de nombre Otto von Bismarck. Él también instauró el modelo educativo actual de educación pública y gratuita, así como el estado de bienestar alemán. ¿Lo hizo por la buena bondad de su corazón? No, lo hizo porque al crear mejores condiciones sociales para los trabajadores, eso evitaría que éstos se vean seducidos por las ideologías revolucionarias (marxismo y anarquismo), además de que le permitiría moldear las mentes de los ciudadanos. Y, de hecho, el marxismo revolucionario nunca llegó por la vía democrática a Alemania (sólo bajo la cortina de hierro de la Unión Soviética).

En la actualidad, el pensamiento capitalista mira al lado opuesto: en lugar de atender las necesidades sociales, acusan a los más pobres de su propia pobreza, lo que no hace más que lanzarlos a los brazos de la izquierda, que al menos resalta sus problemas, aunque no necesariamente los resuelva.

Ejemplo de esto son los casos recientes de Chile y Colombia, pero también de no tan recientes, como Ecuador, Bolivia y Venezuela. La América Latina es históricamente una de las regiones más desiguales del mundo, y tanto las política y la economía tradicional (entiéndase "liberal) no han atendido esta realidad. No debe, por tanto, sorprender que la gente quiera una política diferente o diametralmente opuesta, es decir, a la izquierda (entiéndase "marxismo"). Si en Venezuela, los gobiernos anteriores a Chávez, hubiesen creado condiciones sociales más justas para toda la población, entonces el discurso de Chávez no habría calado en la población y jamás habría llegado al poder. Lo mismo ocurrió en Ecuador, Bolivia, y posiblemente ocurra igual en Chile y Colombia.

En muchas ocasiones estas necesidades no se vislumbran sino hasta que la población, en su hartazgo después de décadas de marginación, provoca un estallido social. De nuevo, ejemplos están el Caracazo en la Venezuela de 1989, las protestas en Chile de 2019 y actualmente en Colombia. Y esta reacción tiene como una consecuencia inevitable el uso de la violencia por quienes se han visto marginados.

Pero quien hace uso de la violencia no es quien protesta, sino los gobiernos. No puedes esperar que después de recibir años de exclusión y violencia por parte del sistema, la gente te arroje flores. Por ejemplo, la independencia de los países latinoamericanos se pudo haber logrado sin disparar una sola bala, sólo bastaba la no intervención de la potencia (España, Inglaterra, etc) y su buena disposición a ceder y comprometerse. La violencia independentista se da porque la potencia se negó a ceder pacíficamente. Si tu no estás dispuesto a ceder de manera pacífica, eso quiere decir que estás dispuesto a mantener tu posición de manera violenta. Y eso vale tanto para gobiernos de izquierdas como de derechas.

De ese modo, el paro en Colombia estuvo convocado con mucho tiempo de antelación, no fue algo que ocurrió de imprevisto, y para evitar la escalada de violencia el gobierno debió haber retirado la reforma antes del primer día de protesta, y muy probablemente no habría ocurrido ningún vandalismo y todo hubiese terminado en calma. Ahora, por efecto bola de nieve, ya no bastó la retirada de la reforma y ahora la gente exige más. Y si los gobiernos no están dispuestos a ceder pacíficamente, entonces una reacción opuesta y violenta es inevitable.

Si realmente se está en contra del vandalismo que generan las protestas, entonces lo inteligente es evitarlas en primer lugar. ¿Y cómo se logra eso? Pues generando las condiciones sociales justas para todos. Si realmente se quiere evitar que las tendencias de izquierda lleguen al poder, ¡Pues adivina! Generar las condiciones sociales justas para todos suele ser un buen truco. De hecho, en los países con un alto Estado bienestar, como los europeos y en particular los nórdicos, los partidos de izquierda revolucionaria son una minoría con poca influencia.

Poco importa si eso es de tu agrado o no. Eso es una política pragmática con la intención de evitar que tu contendiente amase popularidad y llegue al poder. Si realmente crees que un gobierno de izquierda es peor, que son sanguinarios, que no hay libertad, que es un caos económico, entonces implementar programas sociales e incrementar el gasto público es un mal menor.

De hecho, que esto sirva de consejo también para la izquierda, pues queda claro que las políticas sociales no son revolucionarias, sino todo lo contrario: las políticas sociales favorecen la perpetuidad del sistema. La educación gratuita, la salud pública, un ingreso universal, los derechos de la mujer o del grupo LGBTI+ y cualquier programa social, no destruye ni aniquila el sistema capitalista, simplemente lo hace más aceptable para los menos favorecidos.

Realmente, tu peor opción, señor o señora de derecha capitalista, somos aquellos que queremos la destrucción del Estado y del Capital. Entonces, hágale caso a aquellos que sólo piden algo pequeño, como un menor costo de la vida, una buena pensión, respeto hacia la mujer o un mejor sueldo.

Los capitalistas que no aprenden de la historia están condenados a revivir al marxismo.

Comentarios

con quien puedo hablar para usar esa ilustracion de fondo para un cuadro que quiero pintar, y vender para ayudar a la causa social (minga en particular) para dar el crédto?