Los versos más egoístas

Puedo escribir los versos más egoístas esta noche. 

Escribir, por ejemplo: 

"Déjalo todo, quédate ésta noche,

y que ésta noche sean todas las noches". 

Las locuras de mi mente vuelan hasta el infierno y lloran. 

Puedo escribir los versos más egoístas esta noche. 

Yo la quise, pero ella no me quiso. 

En noches como ésta deseé tenerla entre mis brazos. 

Y besarla tantas veces bajo el cielo infinito. 

Ella no me quiso, yo siempre la quería. 

Cómo no lamentarme al ver sus ojos verdes. 

Puedo escribir los versos más egoístas esta noche. 

Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. 

Gritarle a la noche odiosa, más odiosa sin ella. 

Y los versos que suben el espíritu como fuelle al fuego. 

Lo que somos no me deja amarla. 

Mi vida está estrellada cuando ella no está conmigo. 

No hay nada. A mí alrededor sólo silencio. Sólo silencio. 

Mi alma no se contenta con haberla perdido. 

Como para hacerla mía, la busco. 

Mi corazón la busca, porque ella no está conmigo. 

Los mismos versos que hacían llorar a Pablo, 

los míos, los de ahora, son casi los mismos. 

Todavía la quiero, ni creo dejar de quererla. 

Mis versos se estrellan al papel para llegar a ella. 

Suya o de otro. Cómo siempre lo ha sido. 

Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. 

Ya la dejé ir, es cierto, pero tal vez no la dejé. 

Si hay algo que se siente eterno, eso será el amor no correspondido. 

Porque soñé con días como éste tenerla entre mis brazos, 

mi alma no se contenta con haberla perdido. 

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, 

y éstos sean los últimos versos que yo le escribo. 

Basado en el poema 20 de "Veinte poemas de amor y una canción desesperada" de Pablo Neruda.