Venezuela y la cultura de la hiperinflación


En Venezuela existe el mito de que sus habitantes son los únicos en el mundo que no se alegran cuando aumentan el salario mínimo. ¿La razón? Porque cuando aumentan el sueldo mínimo, todos los precios también aumentan, en un país ya sumergido en la hiperinflación. Aunque hay muchos factores que inciden en los precios de los productos, me atrevo a señalar que el problema inflacionario es más un problema cultural que económico.

Así que, vale la pena preguntarse: ¿Qué tanto incide el aumento de sueldo en la subida de los precios?

Veamos primero un poco de contexto. Según cifras de la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, la inflación anualizada del año 2017 escaló a 6.147%, y se especula que podría superar el 13.000% en 2018[1], según el Fondo Monetario Internacional (FMI). Me gustaría dar cifras oficiales, pero el gobierno no las publica desde que se estrenó el Star Wars: el despertar de la Fuerza (Diciembre 2015).

Al respecto, el gobierno venezolano responde con la definición de locura de Einstein[2]: Aumentos de sueldo bimensuales, control de precios, control cambiario con nuevo nombre cada año, distribución de alimentos e insumos subsidiados, insultar empresarios y especuladores; y la clásica acusación al imperialismo yankee. Medidas para las que no hace falta ser un genio en economía para decir que no han funcionado.

Aunque sin duda el aumento de sueldo es un factor que incide en los precios, no parece ser el factor más influyente. De hecho, los precios aumentan semanalmente, casi diariamente, mientras que los sueldos y salarios apenas varían cada dos meses. Por otra parte, lo que sí cambia diariamente es la tasa cambiaria paralela, sobre la cual se basan los comerciantes para ajustar sus precios en un país donde practicamente todo es importado. Es decir, se podría decir que lo que más incide en los precios es el precio del dólar paralelo (o mercado negro de divisas), aunque no sería del todo cierto (haré referencia esto más adelante). Entonces, en realidad, el aumento de sueldo se debe a la inflación y no la inflación al aumento de sueldos, como se señala comúnmente.

El aumento del sueldo mínimo es un reconocimiento tácito que hace el gobierno venezolano de la alta inflación: no es sólo una respuesta a ella, sino un acto de rendición ante ella. Más bien, si juzgamos por los remedios que intenta aplicar el gobierno frente al diagnóstico del problema, se puede observar que el gobierno ha aceptado la inflación como algo inevitable e, inclusive, preferible. El gobierno sabe que la sociedad venezolana es consumista, a nivel similar al de los estadounidenses, y las únicas medidas que pueden paralizar el abismo inflacionario son políticas que desincentiven el consumo, lo que sería traducido por la población como "pérdida de la calidad de vida", que a su vez se traduce en pérdida de votos. Irónicamente, la situación económica actual ha desincentivado el consumo de la mayoría de la población, lo cual devino en la derrota electoral del año 2015, la más aplastante que ha sufrido el oficialismo. Desde entonces, el gobierno, que es más hábil en política que en economía, ha puesto el ojo en incentivar el consumo: bolsas de comida subsidiadas, electrodomésticos y equipos electrónicos subsidiados, aumentos de sueldos periódicos, bonos de dinero en efectivo, créditos e instrumentos financieros a bajas tasas de interés, entre otras similares. Aunque el deterioro de la calidad de vida permanece, se diluye frente a las políticas asistenciales del gobierno, las cuales, ciertamente, sin ellas, muchas personas no estarían vivas. Se parece un poco al dilema de la mujer cuyo esposo le golpea todas las noches, pero que le da techo y comida, así que ella lo acepta porque cree que moriría de hambre y frío si estuviera viviendo sola en la calle.

¿Qué medidas podría tomar el gobierno para detener la inflación (si realmente lo quisiera)? Vamos a apartar medidas que serían poco realistas considerando el tono ideológico del gobierno, como la dolarización y la abolición del control cambiario (Aunque, si el gobierno quisiera evitar el costo político de tomar algunas medidas económicas, bien podría acudir a los referendos consultivos, y así evitarse un posible castigo social. De ser consultados, lo más probable es que la gente esté de acuerdo con la eliminación del control de precios, con el aumento de tarifas de servicios públicos y quizás con la dolarización).

Algo que podría intentar el gobierno es incentivar el ahorro. No se trata de decir a la gente que ahorrar es bueno, sino crear condiciones en la que ahorrar sea buen negocio. ¿Y cómo se hace eso? Subiendo las tasas de interés. Por un lado, en el caso de los créditos, se evita que la gente contraiga más deudas (desincentivando el consumo y evitando que se siga creando dinero de la nada [dinero sin respaldo]); y en el caso de los ahorros, la gente podría ver más beneficios en ahorrar en bolívares que ahorrar en divisas o bienes de consumo durarero, además de ser mucho más fácil para la mayoría. A su vez, esto daría fortaleza al bolívar y evitaría la constante devaluación de la moneda, deteniendo la inflación.

Otra posible medida, que sale de mi sombrero y no he podido encontrar en algún teórico economista, es atar la tasa de variación del sueldo mínimo a la tasa de la inflación o, incluso, a la tasa de dólar paralelo. ¿Qué quiere decir eso? Por ejemplo, yo propongo la tasa McDonalds: Si un Big Mac cambia su precio, de una semana a otra, en un 25%, el sueldo mínimo deberá aumentar un 25% en el mismo período de tiempo. Yo considero que si la tasa de aumento de sueldos y salarios estuviera atada al aumento de los precios, los productores y comerciantes se lo pensarán dos veces antes de aumentar el precio de los productos. Me refiero a una especie de sueldo mínimo variable, ajustado por las fuerzas del mercado en lugar de un burócrata sentado en una oficina con aire acondicionado.

Ahora bien, la medida más rápida y segura de detener la inflación es, ciertamente, la dolarización. Sin embargo, ello no quiere decir literalmente "dolarizar". Técnicamente, podría permitirse el uso de otras monedas para el pago de bienes y servicios, como los pesos colombianos, los reales brasileños o el euro (o las 3), sin necesariamente suprimir el uso del bolívar. Ante la falta de divisas y los bajos niveles de las reservas internacionales, no creo sea posible una total dolarización de la economía. ¿Es inconstitucional como lo ha declarado Maduro?[3] Ciertamente la Constitución señala que la única moneda de curso legal es el bolívar, pero el mismo gobierno ha permitido que se hagan pago en divisas de aceptación internacional, así como en monedas de países vecinos, en empresas e instituciones del Estado (como las gasolineras en la frontera[4] y pagos migratorios y de extranjería ante el SAIME[5]) y en empresas privadas (principalmente aerolíneas, empresas turísticas y concesionarios de automóviles); así como ha promovido el uso de monedas digitales (el petro, bitcoin, entre otras) y monedas comunales, que también son tan inconstitucionales como la dolarización de la economía; así que no veo el escándalo, pero sí la hipocresía.

La dolarización bien podría ser un gran paliativo frente a la inflación, sin embargo, no es la panacea. De hecho, algo muy curioso se pudo observar durante el mes de abril. Anteriormente el precio del dólar paralelo estaba fijado por páginas web como Dolar Today, pero ante el estancamiento del precio en dicha página, los vendedores de divisas han optado por ignorar la mayoría de las páginas referenciales y venderlas a un precio mayor, dado que consideran que éstas tienen ya un precio mayor a la señalada[6]. El venezolano se ha adaptado culturalmente a una alta inflación, por lo que está acostumbrado a que los precios suben rápidamente, lo acepta (al momento de comprar) y lo promueve (al momento de vender), considerándolo algo inevitable. Ahora bien, aunque ello es ciertamente "especulación", no necesariamente es producto de un plan malévolo con la intención de arruinar la economía, como lo señalaría el gobierno; sino sencillamente un ajuste cultural dentro del proceso económico.

De esa manera, aunque se implementen planes económicos para tratar de frenar la inflación, el factor cultural también incidirá, puesto que no sólo el gobierno venezolano prefiere apostar por inflación (porque le permite aumentar el gasto público y porque seguramente hay algún negocio turbio por ahí), sino que la población, aunque constantemente se queje de ella, ha naturalizado la inflación a tal punto en que ya ni siquiera se fijan en los factores económicos que determinan los precios, sencillamente los precios aumentan porque tienen que aumentar. Y si hay algo difícil de combatir, son los problemas culturales, porque sólo suelen arreglarse con el cambio generacional, o con algún evento trágico y traumático.

Notas:
  1. "La inflación en Venezuela se ubica en 6.147%, según el Parlamento". Disponible por: http://www.portafolio.co/internacional/la-inflacion-en-venezuela-febrero-de-2018-515161
  2. "Locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados distintos". Sin embargo, Einstein no es realmente el dueño de la frase: https://elpais.com/elpais/2015/04/06/ciencia/1428317033_405833.html
  3. "Maduro califica como inconstitucional propuesta de dolarizar la economía". Disponible por: http://www.elmundo.com.ve/noticias/economia/banca/maduro-califica-como-inconstitucional-propuesta-dolarizar-la-economia/
  4. "Estaciones de gasolina venezolanas cobrarán en pesos colombianos en la frontera". Disponible por: https://www.diariolasamericas.com/america-latina/estaciones-gasolina-venezolanas-cobraran-pesos-colombianos-la-frontera-n4111335
  5. "Cobro en divisas de todos los actos o documentos vinculados a migración aplicable a todos los extranjeros". Disponible por: http://www.finanzasdigital.com/2017/09/gaceta-oficial-n-41-242-cobro-divisas-todos-los-actos-documentos-vinculados-migracion-aplicable-todos-los-extranjeros/
  6. "El paralelo sube como la espuma y Dólar Today ya no es referencia". Disponible por: http://www.elimpulso.com/featured/el-paralelo-sube-como-la-espuma-y-dolar-today-ya-no-es-referencia

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