La guerra es de ellos,
pero los muertos son nuestros.
Todos ellos se dicen los buenos,
mientras nos matan los hijos.
Ya sean bombas de racimo
o de las que se usaban en antaño,
o quizás con cloro y algo de estaño,
o el simple plomo, cayendo a diario.
La guerra es entre ellos,
pero morimos nosotros.
¿Por qué? Me preguntó Alan,
que huía como José y María.
"Por oro amarillo o negro,
por geopolítica o zonas de influencias,
por demostraciones de fuerza,
por reafirmación del poder".
Y aun hay quien tiene los cojones,
de defender Estados rojos, verdes o azules.
Y aun hay quien tiene las pelotas,
de preguntar por qué soy anarquista.
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