Recientemente, se ha encendido la diatriba diplomática entre Guyana y Venezuela, en el que este último país reclama casi las dos terceras partes del territorio del primero. Hay un trasfondo histórico y, por supuesto, económico, en el que Venezuela hace su reclamo. Y más allá de la ineficacia y aquiescencia de la diplomacia venezolana, Venezuela no ha hecho nada por ganarse a Guyana, o mejor dicho, a los guyaneses.
La historia empieza por allá en el siglo XIX, a principios de las guerras de independencia en América Latina. La llamada "Guyana Esequiba" fue parte del territorio español (la Capitanía General de Venezuela), y que en consecuencia pasaría a formar parte del territorio venezolano. Sin embargo, la posesión de dicho territorio era de iure (de derecho) y no de facto (de hecho), y prácticamente no existieron colonizadores españoles en la zona. Muy hábilmente, los ingleses, muy dolidos por haber sido sacados del continente por la independencia de EE.UU, entran en el territorio de la Guyana Esequiba enviando colonos, aprovechando la emergente y precaria situación institucional que vivía la recién nacida Venezuela. Así el Reino Unido creaba una especie de "cabeza de playa", similar a la realizada por EE.UU. para arrebatarle gran parte del territorio a México. A partir de ahí vinieron numerosos acuerdos y negociaciones entre la pequeña Venezuela y el Imperio Británico, una batalla de David vs Goliath, hasta que llegó la independencia de Guyana en 1966, y se invirtieron los papeles: la enorme Venezuela contra la pequeña Guyana. Lo demás es historia.
Por allá en los años 80 del siglo XX, Francisco Herrera Luque, escritor y doctor venezolano, analizaba la situación de la "Zona en Reclamación" más allá de lo diplomático:
"El problema es la gente. ¿Quién se va a ir para allá? Tu sabes como son de cómodos los venezolanos. Si ya el 75% de la población vive en las ciudades, ¿Tu crees que se va ir a vivir en la Guayana con ese calorón? Los ingleses resolvieron el problema y trajeron de África y Asia gente adaptada para vivir en los trópicos.[...] Es necesario poblar las fronteras y particularmente la Guayanesa".[1]Las acciones de Venezuela no han ido más allá de lo diplomático, y ni siquiera han intentado convencer a la población que vive en Guyana de que ser parte de Venezuela es buena idea. Si consideras dicha región como tu territorio, tiene completo sentido proveer de nacionalidad a las personas que allí viven, y por lo tanto otorgándoles cédulas de identidad, pasaportes y de todos los derechos civiles y políticos que de ello devienen. Eso no se ha hecho. Más bien, Venezuela coloca obstáculos a los ciudadanos de Guyana, y ellos hasta necesitan de la visa para poder acceder a Venezuela. En materia de infraestructura y desarrollo económico es poca la inversión realizada por Venezuela, y ni siquiera existe una carretera que una a ambos países (habían planes de construir una en el 2009, de lo cual no encuentro referencias más recientes[2]), y para viajar de Venezuela a Guyana a través de carretera es necesario ir a Brasil, en un viaje que puede durar desde 12 a 36 horas[3].
Dicha ausencia de inversión política y económica, genera otro gran componente que imposibilita aún más la integración de la Guyana Esequiba con Venezuela: la cultura. Guyana y Venezuela son diametralmente opuestos en materia cultural: no hablan el mismo idioma (Venezuela habla español, Guyana habla inglés), no tienen la misma religión (Venezuela es mayoritariamente cristiano católico, mientras Guyana es mayoritariamente cristiano protestante, hinduísta y musulmán), no tienen las mismas costumbres y, los guyaneses, ni siquiera se sienten sudamericanos o latinoamericanos, sino caribeños. Obligar a los guyaneses a formar parte de un país del cual no quieren formar parte es una evidente violación a la llamada "autodeterminación de los pueblos" (en la cual "pueblo" debería entenderse como personas y no como gobiernos).
Tomar y dividir territorios de acuerdo a los intereses de los Estados, sin tomar en cuenta a la población, no sólo es una práctica propia de las potencias imperialistas, sino que posteriormente podrían generar graves conflictos internos. La Conferencia de Berlín de 1884 y 1885 es uno de esos ejemplos, cuando las potencias europeas se reunieron y se repartieron África, sin ningún tipo de representación africana y sin tomar en cuenta las diferencias culturales, y que son el origen de los actuales conflictos territoriales, étnicos y religiosos que se vive en África.
La posición actual del gobierno de Venezuela sobre el tema limítrofe es considerada blandengue, o hasta contradictoria, porque tanto hablar de nacionalismo y soberanía, y ha mantenido una posición muy permisiva hacia Guyana, especialmente en materia de proyectos minero-extractivos en la zona disputada. Dicen las malas lenguas que esa posición pasiva es el resultado de una petición de Fidel Castro, ex-presidente cubano, que solicitó a Hugo Chávez que bajara la voz sobre ese tema, dado que Guyana sirvió de puente para la intervención militar cubana en Angola en 1975. También, se ha considerado que el bajo tono de Venezuela tiene la intención de captar votos de los países caribeños en el sistema interamericano (OEA) y otras instancias multilaterales (ONU y CELAC). Inclusive, el verbo reciente de la Cancillería venezolana tiende a condenar más a las transnacionales que al gobierno guyanés, tratándolo como víctima de los primeros. Pero todo esto también lleva al gobierno venezolano a una contradicción existencial, dado que la Guyana Esequiba es una zona rica en recursos minerales, especialmente en hidrocarburos, por lo que les cuesta soltar dicho territorio definitivamente y probablemente ambas partes van a apostar por la intermediación de la Corte Internacional de Justicia para zanjar el problema de una vez por todas, sea el resultado que sea.
La resolución del problema limítrofe no debe ser de tipo diplomático, sino democrático. Tan sencillo como hacer una votación en Guyana para ver que piensa la gente. Pero este escenario no es bueno para Venezuela, porque es más que evidente que ellos no se sienten venezolanos. Lo que hace un país es su gente y no la tierra, es decir, Venezuela tiene que aceptarlo: La Guayana Esequiba no es venezolana.
Notas:
[1] HERRERA LUQUE, Francisco. "La historia fabulada (segunda serie)". Capítulo 141: La Guayana Esequiba. Edit. Pomaire.
[2] Venezuela y Guyana acuerdan construir carretera transfronteriza. Disponible por: http://www.eluniversal.com/2009/07/28/pol_ava_venezuela-y-guyana-a_28A2553643
[3] Salida hacia Guyana. Disponible por: http://www.viajeros.com/diarios/caracas/salida-hacia-guyana
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