Filosofando con fútbol


Nunca he escrito sobre deportes, pero siempre hay una primera vez. Me gusta mucho el fútbol, aunque no a nivel super-apasionado o super-descerebrado que tanto se ve por las calles. En cuanto a emoción que puede impartir este juego, es sin duda uno de los más hermosos del mundo. De otro lado, también se ha convertido el fútbol en un asqueroso negocio y un "opio de los pueblos".

Tengo mi relación de amor-odio con los mundiales de fútbol, porque me encanta ver los juegos y a la vez quisiera que apareciera una gran protesta boicoteándolo todo. ¡Tanto empeño, tanto trabajo y orgullo por una Copa que no se puede comer! (Y que el resto de los mortales ni siquiera pueden tocar o ver).

Desde que empezó el torneo me quedé fascinado con el equipo de Costa Rica, que dejó atrás a 3 campeones del mundo (Italia, Inglaterra y Uruguay) y 1 campeón de Europa (Grecia), y hasta se acaban de despedir como invictos. Quizás es mi mala maña de anarco, pero me encantan las historia de David contra Goliat: del pequeño venciendo al fuerte. Algo así como lo que lograron Grecia en la Eurocopa y el Once Caldas en el año 2004. Esas son el tipo de cosas que inspiran, que nos dicen que los más débiles también podemos, no sólo en fútbol sino en cualquier cosa. Pero, como en la vida misma, eso es excepcional, y en el fútbol suelen ganar los mismos de siempre (Alemania, Brasil, Argentina, Holanda, España, Barcelona, Real Madrid, Bayern Munich, etc), lo que hace del juego algo predecible y aburrido.

Sin embargo, lo que me resulta más desagradable del mundial es el patriotismo que genera. Es normal sentir alegría o decepción del equipo que uno apoya, pero sentir ese logro o derrota de un equipo como un logro personal (¡Yo gané!) o colectivo (¡Ganó nuestro país!) no me resulta nada sano. ¿Tan triste es tu vida y tu país que tu gran orgullo son 11 hombres adultos persiguiendo un balón? ¿Tienes ese mismo orgullo por la ciencia, las artes o algo que altere el rumbo del mundo? (Me van a disculpar los brasileros, pero García Márquez vale más que 5 Copas del Mundo). Pero para mi lo más importante de este asunto del patriotismo es que esa cosa es tan falsa como la religión. La gran pregunta que yo le hago a los patriotas -que por casualidad también suelen ser creyentes- es: ¿En que parte de la Biblia tu Dios dibujó fronteras? Y aunque debería ser algo obvio, así es como queda claro que los países son invenciones humanas, un ficción, algo antinatural. Peor aún, son fronteras que uno no escogió, sino que nos impusieron, más específicamente, que nos impusieron los poderosos de acuerdo a sus intereses. Y ese orgullo y banalidad patriota es lo que necesitan los poderosos para enviarte a matar "diferentes" al cruzar la frontera.

Y una última cosa interesante que veo, al menos en Venezuela, es la necesidad de siempre apostar al caballo ganador. Supongo que es algo lógico, porque la mayoría quiere ganar, pero algo también lógico sería sentirse más identificado con un equipo con características similares al tuyo, pero no es así. Por semejanza, un venezolano debería apoyar más a Costa Rica que a Brasil en el fútbol, pero no sucede así. Se escoge al ganador más probable para sentirnos bien y evitar la decepción. Esto es lo que explica que en un juego Brasil-Venezuela, los mismos venezolanos prefieran apoyar a Brasil en lugar de su selección natal. Para mi no es falta de "Identidad nacional" como dice un religioso de la patria, sino un mecanismo de defensa ante las derrotas.

Creo que ese Mundial está vendido, y obviamente a favor de Brasil. Concuerdo con Maradona cuando dice que a la FIFA no le conviene que equipos pequeños ganen la Copa, ya que ellos no suelen ser patrocinados por las grandes chequeras transnacionales. Ya con los 4 equipos listos para semifinales, lo que prometía ser un Mundial diferente y sorpresivo, ya se volvió aburrido con los mismos equipos de siempre (Y por supuesto Brasil).

PD: He mencionado el fútbol antes en el blog, pero no tan profundamente como ahora :P

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