Bye Bye Interinato

El famoso "gobierno interino" de Juan Guaidó no era sostenible en el tiempo. Y aunque quienes rechazan la eliminación del interinato arguyen que esto avala el reconocimiento internacional a Nicolás Maduro, es precisamente la presión internacional la que ha hecho irrelevante al "presidente interino". 

De hecho, en el 2019 señalé que "teniendo en cuenta que Guaidó sólo dispone de un reconocimiento político de países pero no sostiene un control efectivo de las instituciones públicas, eventualmente los países de la región se verán en la necesidad de volver a establecer relaciones políticas con Maduro (porque hay temas urgentes en las que se requiere de la cooperación entre instituciones, por ejemplo, lucha contra el narcotráfico, apoyo a migrantes, relaciones comerciales, etc), lo cual dejará la autoridad de Guaidó limitado a un título sin poder alguno".

Pero más allá de los intereses de cooperar, el escenario internacional y regional no es el mismo. La otrora mayoría de gobiernos de derecha y centro derecha en América Latina ya no existe, siendo que de 19 países latinoamericanos, 12 son de izquierda o centro izquierda y apenas 6 en el espectro contrario (y estos no son precisamente los de mayor peso político en la región).

Pero no se queda allí, puesto que ya en enero del 2021 la Unión Europea dejó de reconocer a Juan Guaidó como presidente interino.

Es decir, la estrategia de atacar a Maduro a través desconocimiento internacional es totalmente inútil a estas alturas, y continuar con ella no sólo no afecta a Maduro, sino que perjudica a esos mismos países puesto que, o se ven forzados a desproteger sus intereses y ciudadanos en territorio venezolano al no tener relaciones diplomáticas, o caen en la contradicción de mantener sus representaciones diplomáticas y consulares pero desconociendo a Maduro. De hecho, el no tener ningún tipo de relación con el gobierno de Maduro es, en la práctica, imposible. Si un país hace una solicitud de extradición a Venezuela, no lo puede hacer ante Guaidó, porque este no tiene ningún control sobre las instituciones (De hecho, es famoso el caso de Aída Merlano). Para que exista cualquier tipo de cooperación eficiente en cualquier área, este debe hacerse con los gobiernos que ejercen el control, no con gobernantes simbólicos; y probablemente esto es lo que pensaron en la Unión Europea.

Sin embargo, algunos parecen caer en una falacia del falso dilema cuando señalan que la disolución del interinato equivale al reconocimiento de Maduro. De hecho, el reconocimiento de un gobierno es una facultad propia de cada país, que no tiene ninguna relación con la existencia de un gobernante legítimo o no. De hecho, pueden existir autoridades con origen legítimo pero no reconocidas por otros Estados, como los casos de Palestina o Taiwan. Entonces, es totalmente falso la necesidad de un gobierno interino para desconocer a Maduro. De hecho, tras la noticia de la disolución del interinato, EEUU anunció que seguirá sin reconocer a Maduro como gobernante.

Es tan inútil continuar con la estrategia del gobierno interino que para Maduro esto poco o nada cambia, puesto que las sanciones seguirán existiendo. Tampoco esto tiene afectar la mesa de negociación, puesto que el interinato no estaba sentado en esta mesa sino la plataforma unitaria. Y aunque en un principio la figura de Guaidó unió a todas (o casi todas) las figuras de la oposición, ese ya no es el caso hoy, por lo que no se van a fragmentar más de lo que ya estaban.

Más bien, en algo parecen coincidir los grupos de oposición y eso es continuar con la asamblea nacional paralela, lo que es un adefesio jurídico igual de extraño que el interinato (el mandato de la Asamblea Nacional terminaba en el 2021), pero cuyas implicaciones están más limitadas a lo interno.

En realidad, mantener el interinato sólo servía a quienes viven económicamente de él y a los partidos políticos que recibían financiamiento de los activos de Venezuela en el exterior que se supone que debían proteger.

Mientras tanto, para el venezolano de a pie, la disolución del interinato no significó nada, apenas como anécdota para romper el hielo.

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