De Profundis


"De Profundis" fue una famosa carta escrita por Oscar Wilde a quien fuese su amante, Lord Alfred Douglas, mientras cumplía su condena en la prisión de Reading por sodomía.

Esta sería una de las cartas de despecho más fascinantes jamás escrita. Pero no solamente fue eso, también reflexionó acerca de Cristo, de la naturaleza humana, el tiempo, el arte, la libertad. Para Wilde, la cárcel fue una escuela donde desnudó su alma y aprendió que el sufrimiento da la conciencia al existir.

Quisiera intentar algo similar, pero más breve (mucho más breve).

Mi blog empezó hace 10 años como un lugar donde me pudiera desahogar, pero desde que se hizo popular y mi familia y amigos lo empezaron a leer, dejé de usarlo como un espacio personal. Yo no creo en el horóscopo, pero debo admitir que me parezco mucho a mi signo, escorpio, soy reservado y no me fascina que todos conozcan mi historia personal. Lo cual reconozco es una ironía al publicarlo en internet.

Justo hace un año viajé miles de kilómetros por amor. Nunca la vi antes en persona, pero al conocerla fue como si la conociera de toda la vida. Al regresar, fue como si no la conociera para nada.

Me dolió increíblemente que, después de que yo haya hecho tan gran sacrificio sólo para ir a verla, ella no pudiera hacer lo mismo. En su momento, intenté las mil y un maneras para conocerla, desde ahorrar, vender artículos de valor, considerar préstamos de bancos y familia; y por supuesto, los fatídicos trámites cambiarios en este país con control de cambio. Mi vuelo ni siquiera era directo desde Caracas, sino desde Valencia, una ciudad que no conozco. Confieso haber sentido miedo en el trayecto por la terrible situación de inseguridad que se vive, así como sentí miedo de ir a un país ajeno a mi. Por más que yo considere al mundo como parte de mi, no es menos cierto que el mundo es también ajeno a mi.

Mi tiempo de gloria fueron mis 2 semanas con ella, mi infierno fue el que me hizo pasar al regresar a Caracas. Se había rendido, no quería seguir intentando, y no era la primera vez que se rendía. Ello choca directamente con mi concepción del amor: dar el máximo esfuerzo y nunca rendirse. Considero mi falla el tratar de imponerle mi idea del amor, cuando ella nunca lo compartió. De no haber sido tan obstinado con ello, y haberla dejado ir antes, no me habría metido en este problema.

No soy perfecto y no siempre comulgo lo que predico, estoy plenamente consciente de ello. Como anarquista no debería imponerle mis ideas a nadie, pero a veces lo hago, inconscientemente o con plena intención. Una de las cosas que comparto con el budismo es la filosofía del desapego: no aferrarse a nada ni nadie. El apego eventualmente genera miedo, miedo a perder aquello a lo que estamos apegados, y ese miedo nos encierra, nos arrebata nuestra libertad. Yo pequé, me aferré a ella, sentí miedo de perderla, intenté solucionarlo y lo único que logré fue salir herido.

Ahora, no siento una particular ganas de hacer tanto esfuerzo por alguien más... al menos por ahora. Me invade una terrible decepción para con toda la gente. Para suerte de los demás y por desgracia mía, yo no soy así. Los sujetos como yo, que creemos en la utopía, aunque haya momentos de desesperanza, al final... intentamos lo imposible.

Me ofreció una amistad que había demostrado ser incapaz de dar en el último año. No la quiso ni antes de conocerla personalmente, no podía ofrecerla después por más que quisiera. Estoy viviendo en un contexto país bastante difícil, de ausencia de alimentos básicos y medicinas. Hace algunos días asistí al funeral del papá de una amiga, quien falleció de cáncer, pero que pudo haber vivido más años de no ser porque no era posible encontrarle los medicamentos. Ello me llenó de una rabia e impotencia muy grande. No soy de piedra, a veces necesito de alguien, y ya ella me había demostrado que no iba a estar para mi. Rompió numerosas veces su palabra, palabras sólo dichas para complacerme, y logró perder mi confianza. Es literalmente la primera vez que estoy tan molesto con alguien.

Me siento utilizado. Ya entendí porque las chicas se molestan tanto que las utilicen para el sexo y las desechen luego. Quizás esa afirmación sea algo insensible de mi parte, pero uno nunca entiende algo hasta que lo experimenta. Es posible empatizar con algo malo que nunca has experimentado, pero entenderlo requiere de una experiencia tangible. Yo, cual niña inocente, tenía una serie de expectativas y planes que se vieron frustrados, lo cual es bastante desagradable y ciertamente genera mucha molestia.

Tampoco me considero el gran perdedor. Ella perdió alguien que estuvo dispuesto a, literalmente, atravesar países por ella; yo perdí a alguien que se rindió con facilidad. Consuelo de tontos quizás, pero eficaz. Yo no terminaré como Wilde, que fue incapaz de soltar y ello lo llevó a su perdición.

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