Un Mal Año

Yo no soy lo que llamarían un "creyente", de hecho, soy tan escéptico que puedo dudar de mi propia existencia... pero eso no viene al caso. Una de las pocas cosas en las que creo es en la mala suerte. No creo en la "suerte", sino sencillamente en la "mala suerte" (Ni patas de conejo, ni gatos negros, ni espejos rotos, blabla). Es algo así como las leyes de Murphy: "Si algo puede salir mal, saldrá mal". Por ejemplo, si en una temporada lluviosa (cuando siempre cargas un paraguas), ves que el día está soleado y que no te hace falta un paraguas y sales sin ella, entonces ese día lloverá. Y a mi, bueno, me está lloviendo a cántaros.

Nunca he tenido buena suerte, así que estoy acostumbrado, sin embargo, de verdad creo que este año es, para mi -aún sin haberlo terminado-, uno de los peores que he tenido hasta el momento (a menos que los años siguientes quisieran hacerle competencia).

De todo lo malo, sin duda, lo peor fue la muerte de mi gato el mes pasado. La verdad que no recuerdo haber llorado tanto alguna vez... Confieso que mis "cercanías con la muerte" son pocas, así que supongo que en este sentido tengo suerte... o una familia muy saludable. Así que no estoy acostumbrado... si es que alguien puede acostumbrarse a eso. Lo que todavía no me decido es que fue lo que más me molestó de esa experiencia, si el hecho de que tenía apenas un añito conmigo o la lenta y dolorosa muerte que tuvo. Mi gato había sido operado por una fractura del húmero, pues se había caído desde una de las ventanas del apartamento: 12 pisos para abajo. De algún modo sobrevivió, y sólo se rompió una patita. Y ahí empezó el calvario. Tenía dos opciones para mi gato: no hacer nada, y dejar que se recupera solo, con el inconveniente de que iba a quedar cojito de por vida; o hacerle una cirugía, que no lo dejaría cojo, pero que nos vaciaría los bolsillos. Nos decidimos por sacar plata de donde no tenemos, y tras dos semanas esperando por el día de la operación que no se daba por una serie de "desafortunados" inconvenientes (¿Ya les hablé de la mala suerte?), por fin se realizó. Mi gato necesitaba reposo, por lo que mi hermano y yo tuvimos que construir una jaula para que se recuperara, en especial porque no conseguimos a nadie que nos prestara una (¿Mala suerte o pobre vida social? Quizás ambas). A pesar de ser novatos, nuestra jaula de madera y clavos no nos quedó tan mal. Recuerdo que por fin sacamos a mi gato de la veterinaria un viernes por la tarde. Pero no quería comer, ni moverse, y estaba muy deprimido. Todo lo contrario a su personalidad. Nunca había extrañado tanto que me mordiera, me rasguñara y que me levantara todos los días a 4am pidiendo comida. Le dábamos su medicina tal y como decía el doctor, e intentamos obligarlo a comer con tetero, pero lo que comía era poco. Incluso sin darme cuenta acudí a la pseudociencia, e intenté animarlo con flores de Bach. Supongo que eso demuestra que estaba superdesesperado. Y así estuvimos los días siguientes. La noche del lunes siguiente me quedé durmiendo junto a su jaula, pensando que si a lo mejor lo acompañaba se sentiría mejor. Me quedé casi toda la noche, hasta las 3am del martes. Yo no podía dormir bien, y como Minos (mi gato) parecía estar dormido, me fui a dormir a mi cama. A las 4:30 de la mañana, apenas hora y media después, empezó a hacer unos maullidos horribles y fuertes. Salí corriendo a ver que le pasaba, y lo saqué de su jaula para confortarlo. Pensamos que a lo mejor tenía hambre. Siguió chillando en mis brazos, empezó a hacer unas convulsiones horribles, hasta que finalmente cesó. Se orinó encima de mi pantalón, y su respiración había cesado. Ya había muerto. Hasta el día de hoy no sabemos que le pasó, creemos que probablemente no se recuperó bien de la anestesia, y hasta los doctores en la operación se percataron de ello. De hecho, después de su castración también le costó mucho la recuperación, y se supone que es algo de rutina. Puede que hayan otras razones, pero en fin, es algo que nunca sabremos. La verdad es que nos arrepentimos de haber realizado la cirugía.

Tanto esfuerzo, al final fue en vano. Me cuesta mucho no relacionar este hecho con otras cosas. Probablemente tontas, pero que me hacen dudar. Quizás, algún día, me gustaría tener un hijo... Pero, si apenas pude cuidar un gato por poco más de un año, ¿Cómo lo voy a hacer con un niño? Ni siquiera he tenido muy buenas relaciones, cosa que supongo que me convierte en parte de la mayoría. Mi relación "amorosa" más duradera fue de 6 meses, y ni siquiera he tenido muchas. Se pueden contar con una sola mano, y todavía sobrarían dedos. ¿Amigos? Tengo pocos. De nuevo, se cuentan con la mano, y ya casi no los veo. Quizás soy muy insoportable, no lo sé jaja. Pero de todas las relaciones, pensé que mi gato me iba a acompañar por muchos años, pero obviamente me equivoqué. La verdad es que empiezo a cogerle miedo al asunto, quizás no estoy hecho para eso, y estoy creyendo que lo mejor es la soledad, aunque irónicamente no es lo que quiero. Ah no, lo más irónico del asunto es que me puedo encariñar bastante rápido...

Recuerdo que en Julio de este año escribí (aquí) que dejé de escribir poemas porque se me había agotado la imaginación, pero pensándolo bien, no es por eso, es porque -digámoslo así- "un sueño me fue aplastado". Me cortaron la inspiración bruscamente, sólo recibí excusas a cambio, y no la respuesta que yo quería, ni tampoco la que no quería. Y quizás, de nuevo, lo más seguro es que una sola persona me entienda (Prometo no volver a escribir cosas que sólo una persona entienda). En fin, no creo que vuelva a escribir ningún poema durante un buen tiempo... Las musas, diosas de la inspiración artística, me bendijeron por poco tiempo...

Para alargar la historia del mal año, sigo desempleado. Esto no es raro en tiempos de crisis económicas. Apenas he tenido un par de entrevistas, y ningún éxito. Hace un par de meses mi mamá se enfermó con gastroenteritis, la tuve que cuidar, y ella se porta como una niña terca en estos asuntos (No es fácil). Se han dañado un montón de cosas en nuestro viejo edificio donde vivimos, lo que significa "gastos", y no sólo ahí, sino también dentro de nuestro apartamento. Lo único que hago por lo momentos es trabajo voluntario en una ONG de Derechos Humanos. Varias veces hemos tenido proyectos dentro de la ONG que podrían haberme dado unos ingresos extras, pero por desgracia se han venido abajo. Incluso tuve una oferta de viajar a Washington para la próxima sesión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) este Octubre, pero de nuevo, la financiación no fue suficiente (Y después este gobierno cree que a las ONG le sobran los billetes). Lo único que espero es comenzar el mes que viene un postgrado en Derechos Humanos, que no lo hago porque me conviene "profesionalmente", sino porque me gusta el tema. Así es como más o menos hago todo lo que hago. Sin embargo, la matrícula está algo costosa para mi ya apretado bolsillo, pero aún así insistiré.

Ya he escuchado que todo es tipo de cosas le pasan a las personas que no creen en Dios (Lindas indirectas). ¿Pero que mierda? ¿Acaso que he hecho yo de malo? ¡Oh Dios todopoderoso! Yo sé que yo digo que tu no existes... Pero no es para que te lo tomes tan en serio, ¡coño! Al menos debo admitir que estuvo muy buena esa de matar a mi gato. Te lo reconozco. Quizás algún día tenga el gusto de darle una patada a tu hijo... el día que ÉL regrese... así tendré mi venganza...

Ya vieron lo que pasa cuando le hablas de religión a un incrédulo... No insistan.

Creo tener muchas más quejas de este mal año, pero no voy a discutir de nimiedades como los imbéciles que suelo encontrarme por la vida (Soy como un enorme imán para gente que es más loca que yo). Por si acaso te lo preguntabas: no, no estoy contento, y me debato entre enojado y triste. Dicen que las cartas de amor se empiezan sin saber lo que se va a escribir, y que terminan sin saber lo que se ha escrito; y esto es lo que me acaba de pasar en este post que empezó con un mal año...

Comentarios

Alex dijo…
Ni idea de cómo suene esto pero, qué envidia poder atraer gente más loca que uno mismo. Es decir, si pudiera quejarme de algo -por quejarme- sería de estar rodeado de gente promedio. No digo que sean personas perjudiciales (al menos hasta ahora), pero son individuos que quizá nunca probaron el fruto prohibido de aquel árbol en el centro del jardín, y no saben de su desnudez.
Por supuesto algún "loco" me acompaña, y me es suficiente, es sólo que a veces -sólo por momentos- me gustaría que todos comieran el puto fruto y empezaran a vivir. Lástima que no alcance para todos.

Mi más sentido pésame por Minos.
Víctor Camacho dijo…
Bueno, con locos en realidad me refiero a fanáticos, racistas, chovinistas, homófobos, y demás tipos de personas que se caracterizan por su intolerancia... Y encontrarme con gente así no es algo que disfruto, pero si a ti no te molesta, pues con gusto te los envío para tu casa jeje.

Muchas gracias por tus palabras.

Un saludo
Anónimo dijo…
Viejo, no dire palabras lindas, no me salen y tampoco gustan. He pasado muertes y gatos creo tengo experiencia, Murphy tambein me odia asi que son muchas nuestras semejanzas, fuera de lo antisocial y todo aquello... En realidad te hablo sin saber que decir, bueno sonaste bastante triste, eso es especial. Espero puedas sonreir pronto.
Buena vibra!

PD: No tienes la mala suerte del ignorante... :)
Víctor Camacho dijo…
Anónimo:

Es irónico, ignoro la mala suerte del ignorante jeje.

Saludos y gracias por tu comentario.