¿Qué se aprendió de Egipto?

Lo más importante que podemos aprender de los recientes acontecimientos en Egipto es que el deseo de libertad es contagioso. Todo empezó cuando un tunecino se quemó a lo bonzo como forma de protesta contra la situación económica y política que se vivía en su país. La reacción del pueblo tunecino no se hizo esperar, y el presidente Ben Alí salió del poder a los pocos días de iniciar las protestas. Como un efecto dominó, las protestas llegaron a uno de los países más importantes de Medio Oriente: Egipto.

Con lo de Egipto se aprende de una vez por todas que la sólo existencia de elecciones periódicas no quiere decir que exista una democracia. En Egipto el periodo presidencial es de 6 años y sin límite de reelección. Sin embargo, en las elecciones de ese país sólo se presentaba un único candidato, quien obviamente era Hosni Mubarak. También se hacían elecciones parlamentarias, donde incluso la oposición poseía algunos escaños. Pero aun así, eso no quiere decir que no haya sido una dictadura. La capacidad de elegir no hace que un hombre sea libre, del mismo modo en que un perro con correa puede elegir donde orinar. En la misma temática, la presencia de grupos opositores y medios de comunicación adversos al régimen tampoco quiere decir que en el país haya existido una democracia. Esto es un argumento muy común de los regímenes totalitarios, que suelen argumentar a su favor que existen plenas libertades dado que los grupos opositores se pueden expresar. Pero la libertad es más que la capacidad de hacer, eso es tan sólo la mitad de lo que significa. Ser libre es no ser perseguido o castigado por expresarte o por vivir como deseas vivir. Libertad significa vivir sin temor a ser castigado o perseguido. (Si crees que el castigo es algo muy importante en la sociedad, entonces no puedes ser partidario de la libertad... Lo cual no tiene nada de malo, así te ahorras una palabra en tu vocabulario).

Las protestas en Egipto fueron acéfalas. No tenían un líder claro. Eso demuestra que los líderes NO son necesarios para lograr el cambio político y social. Lo único que se necesita es comunicación, bien sea a través de redes sociales, de mensajes de texto, de graffitis en las paredes o gritar por las calles, y sin olvidar, a nosotros mismos. Las protestas en Egipto fueron un movimiento social y no político. A pesar de que participaron los partidos políticos del país, estos no tenían el control de la misma. Fue de una lucha estrictamente social, por reivindicaciones políticas, económicas y sociales, que no buscaba promover los intereses de ningún líder, de ningún partido, ni grupo religioso, ni potencia extranjera.

Los demás países y gobiernos también aprendieron algo de Egipto. Los países árabes, como Yemen, Argelia, Jordania, Marruecos, Arabia Saudita, empezaron a poner sus barbas en remojo. A partir de lo de Túnez y Egipto, estos países empezaron a hacer concesiones económicas y políticas con el fin de reducir los riesgos de unas protestas masivas tumba gobiernos. Y ahora es probable que sufran el mismo destino.

La hipocresía de EE.UU. y Europa sobre el tema de Egipto es imposible de dejar de lado. Dado que ambos suelen cargar un verbo que hace alusión a libertad, la paz y los Derechos Humanos, pero que en el pasado apoyaron al gobierno de Mubarak (Egipto es el segundo mayor receptor de armas provenientes de EE.UU., después de Israel). Mubarak representaba "estabilidad" tanto para EE.UU como Europa. Recordemos que a través del canal de Suez es por donde transita la mayor parte del petróleo que abastece a Europa y al resto del mundo. De ocurrir algo malo en Egipto, que pudiera provocar el cierre del canal, los precios del petróleo se dispararían, ya que esto implicaría tomar otras rutas y un coste de transporte más elevado. Y eso tan sólo lo más relevante en la parte económica. En lo político, la incertidumbre que se genera sobre el próximo gobierno de Egipto genera mucha zozobra. De instalarse un gobierno de tendencia islámica, se abre la posibilidad de un conflicto con Israel, o incluso con EE.UU. Esto sería bueno desde el punto de vista palestino, dado que les permitiría cruzar felizmente la frontera con Egipto. Lo único justo que hay que reconocer a los EE.UU. es que dieron la respuesta más contundente entre todos los países desarrollados... y  tarde, muy tarde.. pero la hicieron [1].

La izquierda ha tenido otra reacción al respecto. Se muestran contentos con lo sucedido en Egipto, dado que con ello los EE.UU. ha perdido a uno de los aliados más importantes en la región. Está claro que prefieren que el próximo gobierno sea anti-estadounidense, aun con los riesgos que podría traer eso de "anti-estadounidense" en el mundo islámico. Aquí es donde entra la hipocresía de la izquierda, ya que por aquellos lados el sentimiento anti-americano se expresa más fuerte en los grupos islámicos, tal y cómo lo vemos en Irán, Palestina. Apoyar a ese tipo de grupos podría implicar volver a las costumbres arcaicas de las leyes islámicas, que van desde cortar la mano a los que roban a que toda mujer se vista con sábanas negras por toda la eternidad. Eso sería violatorio de los derechos humanos y de la igualdad y libertad que dicen promover la izquierda.

En Egipto no hubo realmente un cambio de régimen. Quizás Mubarak renunció, pero "su gente" -una junta militar- sigue en el gobierno. Lo cual deja mucho que desear. Eso sería como conseguir que Hitler renuncie al poder, pero que Joseph Goebbels, su jefe de propaganda, se quede "mientras tanto" en el poder... De hecho, así ocurrió jeje, sólo que Goebbels se suicidó.

Del futuro de Egipto sólo se puede especular. De lograrse la transición a un nuevo gobierno, en lo personal, dudo que llegue al poder algún grupo islámico (el gran temor occidental). La juventud de Egipto -la gran mayoría- no está acostumbrada a ese modo de vida, y se inclinarán más al estilo de vida occidental. Pero... ¿Quien sabe? Las minorías tienden a hacer dos cosas: hacerse con el poder o ser aplastados. El futuro dirá...

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